La Necesidad De Una Silla de Ruedas

En el 2008, en su documento titulado Pautas para el suministro de sillas de ruedas manuales en entornos de menores recursos, la OMS estimaba que existían en el mundo alrededor de 650 millones de personas con algún tipo de discapacidad, de estos, un porcentaje cercano al 10 % (unos 65 millones de personas) necesitaba una silla de ruedas. Más recientemente, en 2018, dicha cifra pasó a ser de 75 millones de personas, aunque se calcula también que solo un pequeño porcentaje de las mismas (entre 5 y 15 %) disponen realmente de una silla de ruedas.

¿Quiénes son los usuarios de las sillas de ruedas?

Con este término nos referimos a las personas que ya utilizan una silla de ruedas y también a las personas que se beneficiarían con el uso de una. Si bien entre los usuarios podemos encontrar una amplia gama de necesidades, también podemos decir que todos tienen un punto en común: una silla de ruedas les permite mejorar su movilidad con dignidad.

La pérdida de las capacidades físicas puede ser resultado de diversos factores: alguna enfermedad, un accidente de tráfico o laboral, lesiones deportivas, causas médicas o quirúrgicas, etc. Y puede afectar tanto a niños como a adultos y adultos mayores.

¿Cuántos tipos de sillas de ruedas existen?

Dadas las distintas causas que pueden llevar al uso de una silla de ruedas, elegir una buena silla es fundamental, especialmente si consideramos que en el mercado existe una gran variedad de opciones. Y es que cuando nos enfrentamos al dilema de qué modelo elegir, inevitablemente surgen preguntas como, ¿de qué tamaño deben ser las ruedas?, ¿será más conveniente una silla fabricada en acero o en aluminio?, ¿debe ser plegable?, ¿manual o eléctrica? Es por ello que, tratando de ayudar en el proceso de selección, a continuación te proporcionamos una lista de los diferentes tipos de sillas que puedes encontrar en el mercado y sus principales características. 

Sillas de ruedas manuales

Son las sillas de ruedas tradicionales y las que más comúnmente encontramos en el mercado, aunque dentro de éstas se incluyen también distintos tipos: estándar, de traslado, reclinables, bariátricas, activas y deportivas, todas pueden incluir, dependiendo del tipo, un sistema de autopropulsión. 

Las sillas autopropulsadas se recomiendan para las personas que tienen suficiente fuerza y movilidad articular en los miembros superiores ya que requieren precisamente de que el usuario pueda utilizar los brazos para desplazarse. Con este fin, sus ruedas traseras (que tienen un diámetro de aproximadamente 60 cm) incorporan aros de autopropulsión. 

Por el contrario, las sillas no autopropulsadas se indican para ser controladas por un asistente ya que el usuario no puede impulsar la silla de forma autónoma. En estos casos las ruedas traseras no cuentan con aros y suelen ser más pequeñas. 

Las sillas manuales pueden estar a su vez fabricadas en distintos materiales: acero, aluminio, titanio y fibra de carbono.

Sillas de ruedas estándar

Son las más sencillas, pueden ser plegables o rígidas y pueden usarse tanto en exteriores como en interiores, generalmente se fabrican en acero o aluminio. Entre sus características generales podemos mencionar: 2 ruedas traseras con diámetros de 55 a 60 cm y dos ruedas delanteras con diámetros entre 15 y 20 cm, el  ancho total de la silla va de 60 a 65 cm aproximadamente, 50 cm de alto desde el suelo hasta el asiento, la altura del respaldo puede variar entre 45 y 50 cm.

Sillas de ruedas de traslado

Son sillas ligeras, compactas y fáciles de manejar, pensadas para utilizarse en espacios reducidos o en momentos específicos por ejemplo, aeropuertos, elevadores, hospitales. Su función principal, como su nombre lo indica, es la de trasladar a personas con limitación para caminar y están diseñadas para ser controladas por un asistente o acompañante. Tienen un chasis rígido, el asiento y respaldo suelen ser acolchados e impermeables y por lo general las cuatro ruedas suelen ser más pequeñas, alrededor de 30 cm de diámetro.

Sillas reclinables o de posicionamiento

Se recomiendan para las personas que no tienen un buen control del tronco y de los miembros superiores del cuerpo, las necesidades de estas personas son especiales ya que al pasar la mayor parte del tiempo sentados en las sillas requieren realizar cambios posturales frecuentemente. Algunas de las características con las que deben contar este tipo de sillas son: asiento anatómico y ajustable, respaldo anatómico y reclinable, reposabrazos ajustables y desmontables, reposapiés  elevables y soporte de tronco. En algunos modelos es posible reclinar en conjunto asiento, respaldo y reposapiés.

Sillas de ruedas bariátricas

Son la mejor opción para las personas con sobrepeso ya que necesitan sillas de ruedas con una estructura reforzada, que sean más resistentes. Las ruedas traseras suelen ser más grandes para proporcionar mayor estabilidad y generalmente se pueden adaptar a las necesidades personales. El ancho del asiento puede llegar a medir hasta 100 cm y soportan pesos entre 125 y 400 kg.

Sillas de ruedas activas

Son dispositivos muy ligeros y con sistema de autopropulsión, el respaldo varía de acuerdo al equilibrio del tronco y por lo general no cuentan con apoyabrazos ni mangos de empuje. Su manejo es mucho más fácil que el de las sillas estándar pero son menos estables precisamente por su ligereza.

Sillas de ruedas deportivas

Aunque las características pueden variar de acuerdo al tipo de deporte que se practique, estos dispositivos suelen ser ultraligeros, no plegables y la estabilidad es mejorada en aras de poder realizar giros bruscos (por eso el ángulo de las ruedas). Ofrecen una mayor facilidad para el desplazamiento, mayor solidez y comodidad para la práctica de las actividades deportivas. En este tipo de sillas podemos encontrar modelos con una rueda delantera única que facilita aún más la rotación.

Sillas de ruedas eléctricas

Estas sillas se conducen a través de un joystick o palanca de mando. Se consideran las más adecuadas para personas con enfermedades neurológicas o personas de edad avanzada que no pueden autopropulsar una silla de ruedas manual pero buscan tener mayor autonomía en sus desplazamientos.

Entre las características de este tipo de sillas encontramos las siguientes:

  • Motor eléctrico con baterías incorporadas. Los motores tienen potencias de entre 100 y 450 W y las baterías deben recargarse periódicamente, dependiendo del uso la carga puede tomar de 6 a 10 horas.
  • Pueden ser plegables o rígidas 
  • Alcanzan velocidades alrededor de los 6 km/h
  • Suelen disponer de freno manual y freno de motor
  • Cuentan con tracción trasera y delantera e incorporan un sistema antivuelco

Sillas de ruedas de bipedestación

Este tipo de sillas permite al usuario ponerse de pie, esto gracias a una bomba hidráulica que levanta y gira el asiento para que éste sea capaz de sostenerle. El mando de control se ubica generalmente en el reposabrazos aunque hay que tener en cuenta que las medidas de sujeción deberán de ser mayores en cuanto menor sea la movilidad del usuario. Este tipo de sillas pueden ser de control manual o eléctrico.

¿Cómo elegir la silla de ruedas adecuada?

El objetivo primordial en una silla de ruedas debe ser permitir al usuario la máxima movilidad y funcionalidad, sin perder de vista la comodidad. Para cumplir con esto lo ideal es que se elija una silla que se ajuste a la persona y no que sea la persona la que deba “amoldarse” a la silla. 

Para ayudarnos a elegir correctamente, hay una serie de factores que debemos tomar en cuenta:

  • Las medidas físicas del usuario (estatura, peso, complexión)
  • Diagnóstico médico y pronóstico. Aquí se puede considerar, por ejemplo, el sistema postural.
  • Estilo de vida y expectativas del usuario
  • Frecuencia de uso prevista y entorno en que se utilizará
  • Si se tiene un cuidador o el usuario maneja la silla
  • Durabilidad, calidad y precio de la silla, así como facilidad de mantenimiento y limpieza

Por otro lado, el elegir mal una silla de ruedas puede acarrear consecuencias importantes, éstas han sido enlistadas por algunos autores como Turner, Foster y Johnson en 2003, en su libro titulado Terapia ocupacional y disfunción física. A continuación se enlistan algunos ejemplos:

  • Ancho del asiento: si es demasiado ancho la postura al estar sentado será inestable y será difícil alcanzar las ruedas para autopropulsarse. Por el contrario, si el asiento es muy estrecho será incómodo al sentarse, tendrá dificultad para realizar transferencias desde la silla y corre el riesgo de desarrollar úlceras debido a la presión.
  • Profundidad del asiento: un asiento demasiado profundo disminuye la circulación en los miembros inferiores. Por otro lado, si el asiento es poco profundo no se tiene el apoyo suficiente para sentarse y se incrementa la presión en la zona de apoyo.
  • Altura del asiento: si es demasiado alto hay dificultad para transferirse desde y hacia la silla, además disminuye la eficacia de la autopropulsión. Este efecto también puede observarse en el caso opuesto, cuando el asiento es demasiado bajo, además de que se tiene un apoyo escaso al sentarse.

Además del asiento, deben considerarse también elementos como los reposabrazos y apoyapiés, ya que tienen un impacto directo en la postura.


¿Cuál es la postura adecuada al utilizar una silla de ruedas?

Un estudio reciente, refrendado por la revista Spinal Cord revela que alrededor de 76 % de las personas que utilizan una silla de ruedas padece de dolor en la columna vertebral. Uno de los factores que influye en este aspecto está asociado al uso de una silla de ruedas manual en vez de una eléctrica, sin embargo, también existen recomendaciones en cuanto a la posición de los usuarios que pueden ayudar a disminuir este tipo de problemas.

En algunos estudios se recomienda aplicar la regla 90-90-90, ésta se refiere a una curva de 90° en la cadera, una curva de 90° en las rodillas y una curva de 90° en el tobillo. En esta posición el tronco de la persona debe estar completamente hacia atrás en el asiento, haciendo contacto con el respaldo de la silla de ruedas. Sus muslos van paralelos al suelo y sus rodillas deben estar en línea con su cadera. Sin embargo, cabe señalar que si bien esta es la posición que se considera correcta, es difícil mantenerla por mucho tiempo ya que inconscientemente el cuerpo humano es capaz de adoptar otras posturas básicas que le brindan mayor comodidad, por ejemplo, desplazar la pelvis o inclinar el tronco. Un ángulo de inclinación del respaldo entre 90° y 100° y un ángulo de rodilla entre 90° y 120° se consideran también como una posición óptima en la silla.

Finalmente, es importante recalcar que cada persona tiene necesidades específicas y cada caso es distinto. Esperamos, no obstante, que la información y recomendaciones que aquí se mencionan sean de utilidad y contribuyan de alguna manera a facilitar el proceso de selección de la silla de ruedas.

  • Jun 21, 2020
  • Categoría: Blog
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